Esta reflexión fué escrita en Diciembre de 1996. A veces escribir, desahoga mas que hablar con tu mejor amigo, y eso fué lo quehice. Es un escrito lleno de rabia y de impotencia; es lo que sentía en aquel momento. Es la muestra de que las cosas no han cambiado tanto desde entonces. La historia, a poco más de 100 días, tenía ya demasiados ingredientes de novela negra. Mi mayor angustia, mi frustración, es que todavía tendrían que transcurrir meses para que lo que escribí en unos folios tomase forma en la mente de los investigadores y llegase a la categoría de hipótesis de trabajo.


Hasta que uno tropieza con su propio pie, o se da con la cabeza contra la pared no aprende. Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, y por lo que se ve tampoco es posible aprender viendo lo que pasa fuera, alrededor de uno mismo.

Viene a cuento de que, qué importa la hora que fuese, después de pasar más días y horas de la que hubiese imaginado soportar, bajo la angustia y la presión de la incertidumbre y la asfixia que a uno le puede llegarle a provocar su propia impotencia; ese día, me sorprendí pensando "que pesadilla, esto solo pasa en las películas, en los reality shows de la televisión". Y por muchas películas que hayas visto y, aunque fueses un incondicional de las telenovelas y los morbo-progamas, no estás listo, porque de todas ellas nada has aprendido para saber como afrontar y enfrentarse en vivo y en directo, a la angustia, la pena, la rabia, la impotencia, que te produce la falta, la misteriosa falta, de alguien tan cercano, vivo y palpable como tu propia hermana; que se ha ido misteriosamente o, misteriosamente "se la han llevado", dejando como testigo para el recuerdo un coche y un montón de preguntas e incógnitas que a nadie parecen inquietar.

Con más de cien días de por medio, cada uno habrá apuntado, justificado y demostrado su propia teoría. Es lícito y lógico, todos necesitamos creer en algo. Pero cuando tienes 24 horas sobre 24 para teorizar, si a medida que el tiempo transcurre, no consigues nada más tangible y palpable, uno puede acabar un poco desquiciado, casi al borde de la histeria o la locura. Pero a cada cual lo suyo, para los familiares y amigos queda la histeria y la locura, o sea: teorizar; y para los "cuerpos de seguridad", nuestros queridos profesionales queda la búsqueda.

Y se, todos sabemos que buscan, desde el primer momento. Pero acaso en ese primer momento, ¿no se apuntaron a lo más sencillo que fue inclinar sus teorías hacía aquellos desenlaces trágicos que nos abocaban a una búsqueda por mar?. Y la familia y sus amigos teorizaban "estamos convencidos de que no está en el mar" y apuntábamos nuestras razones y motivos para ello. "Entretanto se realiza la búsqueda pueden ustedes recoger todas sus cosas y llévenselas sin problema y de paso miren en casa por sus pertenencias para ver si encuentran algo de interés para la investigación". Y esto hicimos, y lo que de interés nos pareció inmediatamente comunicamos a los profesionales, que se limitaron a apuntar nuestras torpes pesquisas policiales.

Como veinte días después, y a la vista de la infructuosa búsqueda por mar, cuando ya han pasado los famosos 10 o 12 días de rigor a los que los lobos de mar apelan basándose en su experiencia; deciden buscar por otro lado. 20 días después se dispusieron a encontrar huellas, rastros o posibles pruebas entre sus pertenencias cuando ya habíamos pasado y pisado todo quisque, siguiendo obedientemente las anteriores recomendaciones policiales.

A partir de aquí y debido al cambio de estrategia de los entendidos, a la familia se nos ocurre plantearles algunas cuestiones, preguntas de aficionado, por ver como marcha la cosa, como por ejemplo, ¿han tomado huellas del interior del vehículo? "de la primera inspección el lugar de los hechos no se pudo extraer ninguna prueba, de la realizada veinte días después las huellas, lo más probable es que pertenezcan a los familiares que estuvieron manipulando sus pertenencias y en el coche algunas fibras, pero por ahora nada que nos sirva".

Como no hay pruebas materiales que aporten nada de luz, ni un resquicio, nos llevan a una nueva teoría: "se habrá marchado voluntariamente, posiblemente porque tuviese problemas". Supongamos pues que puede ser cierto y midamos el peso de la nueva teoría: una mujer de 35 años independiente, inteligente, alegre, segura de sí misma, con carácter y solvente económicamente se marcha voluntariamente sin decírselo ni a sus íntimos, dejando toda su documentación, tarjetas de crédito, ropa, joyas y las cuentas corrientes intactas, llevándose por todo equipaje lo puesto y las llaves del coche. Puede que sea ingenuo, pero al menos algunos nos preguntamos: a dónde va, con qué dinero, cómo consigue una nueva identidad, si ha salido del país, cómo, con qué medios... Parecen demasiadas preguntas para una hipótesis medianamente sólida.

Y la retahíla ha seguido con diversas hipótesis más, sostenidas firmemente por nuestros intrépidos investigadores, mientras la familia y amigos han tenido que puntualizar sobre estos supuestos y dejar entrever que la teoría de la familia sigue siendo otra.

Pero esto, no es más que la parte más o menos pública y oficial de esta historia de misterio. La parte que si uno lee o escucha con cierto grado de apatía, puede que no llegue a producir una reacción de frialdad, pero que tampoco nos provoca calor; como mucho un cierto grado de sorpresa y asombro.

Lo verdaderamente penoso, patético e indignante es que hayan tenido que pasar más de 3 meses para que los profesionales, "los buenos profesionales", estos intrépidos investigadores que siguen hasta el final como en cualquier film; se convenzan (no sin trabajo previo y un poco a regañadientes, porque ya no queda otra) de que lo que la familia decía en despachos cerrados a los espectadores, desde el primer momento, lo que no dejaba de ser la teoría más lógica, lo que confirmábamos y apoyábamos con datos recabados en nuestras pueriles pesquisas hechas con el sistema del aficionado que aprende en un cursillo rápido de simple lógica aplicada y coherencia; es a día de hoy lo más sólido y consistente de este misterioso caso.

Y, adelantándome a las posibles réplicas que pudiesen suscitar mis afirmaciones diré que ya sabemos que son solo pruebas circunstanciales, simples contradicciones vistas desde la pasión que nos suscita la falta de un ser querido.

Ya sabemos que las versiones de conversaciones no son contundentes pruebas incriminatorias (sobre todo en un caso de "tan escasa relevancia", en la Audiencia Nacional se pelean por hacer declarar a personas que han oído conversaciones).

Ya sabemos que es posible que una misma persona pase dos veces en su vida por episodios y situaciones tan peculiares y desagradables como la presente (que desgracia, que mala suerte, dos veces en una vida alguien ha estado en el lugar equivocado, en el momento más inoportuno con la persona menos indicada) aunque la coincidencia pueda llegar a ser abrumadora.

Ya sabemos que cuando alguien dice que duerme sin compañía y en su casa hay que confiar en su palabra, porque todos los seres humanos tenemos la necesidad de dormir alguna vez, incluso solos.

Ya sabemos que cualquiera puede tener un lapsus de memoria y olvidar el contar cosas que hemos hechos días atrás, aunque estemos hablando de declaraciones ante la policía para esclarecer casos de este calibre (además siempre puede, a posteriori, aparecer algún familiar a enmendarte la plana y decir " tal día hizo tal cosa, pues yo estuve en su casa y pude comprobar que ...") ¡que raro el olvido!, sobre todo si la conclusión es que: la faena realizada en ese lapsus de tiempo inexplicablemente olvidado, fue una limpieza general.

Ya sabemos que aunque no se justifiquen sobradamente los ingresos y gastos de las personas, eso no indica que estemos ante un delito (esta fue la respuesta del millón).

Ya sabemos que se puede ser mas raro que un perro verde, pero también sabemos que a algunos por ser un "pelín" rojos de más se les cayó el pelo; y otros muchos detalles sin importancia que no dejan de ser meras especulaciones. Ya las conocemos, pero todavía no nos han convencido, y lo que no comprendemos es como sabiendo todo esto y lo que hay detrás de cada párrafo desde el día 21 de Agosto, dos días después de que se denunciara el hecho, se han atrevido, a especular con la personalidad de quién no está para defenderse, de quién no conocen en absoluto. Pero lo mejor es el final, a estas alturas, oficialmente, no se puede descartar absolutamente nada, todas las hipótesis tienen el mismo valor y peso.

De las dos posturas: especular alegremente o no descartar nada, ustedes deciden cual es la más inteligente. Después de tres meses y medio, y puestos a teorizar nos quedamos con aquella que alguien apuntó en un momento de extrema iluminación: bajó un OVNI y se la llevó.

Lo que pasa, volviendo al hilo inicial, es que diariamente vivimos seguros de que nunca nos va a tocar, y cuando te ha tocado corres despavorido y desesperado a pedir, a suplicar justicia ante nuestras aguerridas autoridades. Cometes la torpeza de asustarles con tus sospechas y de alertar a quién algo tenga que ocultar sobre tus convicciones. Pero lo que no se sabe de antemano, es que en lugares como los que conforman el mapa geográfico de esta historia que algunos vivimos en presente a diario, los cuerpos de seguridad no tienen presupuesto para folios o para gasolina; los cuerpos de seguridad que en la actualidad están unificados, no gustan de trabajar con sus hermanos forzosos, prefieren la ocultación o falsa competitividad. Con este percal difícilmente dispondrán de medios, de esos sofisticados sistemas revolucionarios de detección de huellas, rastreo de llamadas, unidades móviles, seguimientos a distancia y por supuesto nada de conexión y programación de satélites. Eso solo pasa en el cine. Que pena que todo sea ficción.

Aunque en honor a la verdad, hemos de reconocer y decir bien alto y claro que entre los profesionales de la defensa y custodia de la sociedad, hemos conocido muy buenas y honestas personas e incluso grandes trabajadores (con las limitaciones técnicas y presupuestarias que ya se han descrito); pero también es de justicia decir que hemos tenido que oír desagradables justificaciones a estas limitaciones tales como "si la familia no nos aporta más pruebas, este es un caso abierto que se quedará encima de mi mesa a espera de que algo nuevo suceda, siento no poder hacer más y dedicarme solo a ello, tengo mas de ____ casos que atender y bla, bla, bla..." . Toma respuesta!!. La base de todo lo que tienen se la ha facilitado la familia; también hemos cometido errores, el más grande el de ir de frente, de confiados y pánfilos; y a pesar de ello nos acusan de ineficaces y nos cargan con el mochuelo. A ver quién puede con semejante carga. Como si no tuviésemos bastante.

En fin, es una triste historia para no dormir, de la que apenas se han escrito y descrito más que las primeras pinceladas, y a la que muchos quisiéramos poner fin cuanto antes.

Por lo que se sabe y se conoce que no es poco, queda mucho por desvelar y detallar; y evidentemente queda todavía lo más importante que es encontrar la llave que nos abra la puerta. Algo grande e importante se nos está escapando a todos y no vamos a parar hasta engancharlo.

Ella vive en Santiago; salió a pasar el día con alguna persona conocida; el coche apareció en Corrubedo; ella no tiene amigos por esos lares ni conoce la zona (que se sepa); esa persona conocida (por lo que se sabe) sí conoce la zona, la conoce muy bien por dentro y por fuera. La distancia es de unos 70 Kilómetros, sale a las 12 horas y el coche aparece entre las 2,30 y las 6 de la madrugada; entre su casa y el coche, ni una sola pista, no comió, no durmió, no echó gasolina, no compró tabaco ...; después del coche, tampoco hay pistas. Solo teorías.

Todo el mundo tiene un lugar en este mundo (no siempre el correcto, o el merecido, pero un lugar al fin y al cabo). Existen personas que por dos veces ocupan ese lugar que se podría llamar "el ojo del huracán" y que a pesar de lo que digan "tienen todos los boletos"; ¿será esta la segunda vez que se podría ir sin que cante bingo?. ¿Tendrá problemas de adicción al juego, o es que no escarmienta ni en cabeza propia?.

Que esto quede como está, no depende exclusivamente de nuestra voluntad; es necesario el concurso de terceros y a ellos seguimos apelando. A quién juega reiteradamente con la vida los demás, sin reparar en las consecuencias, le digo lo que alguien decía en una novela de misterio-suspense comparable a la que nos está haciendo vivir:

Soy tu fan número uno. No te olvido.